En un escenario donde los efectos del cambio climático son cada vez más palpables, sectores rurales de la zona centro-sur de Chile evidencian patrones de menores precipitaciones y aumentos de temperatura, así como pérdida de biodiversidad, lo que se ve agravado en territorios con alta presencia de plantaciones forestales, situación que requiere una reevaluación profunda del modelo de negocio de la industria y un llamado a la acción para que las empresas se conviertan en un pilar de la resiliencia territorial.

Un contundente análisis del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) revela el profundo impacto que las plantaciones de pino y eucalipto tienen sobre los ecosistemas. Lejos de ser una solución climática, el modelo de monocultivo extensivo ha demostrado ser una fuente de desequilibrios críticos. Estudios demuestran que los paisajes dominados por plantaciones de especies exóticas reducen significativamente los caudales de agua en las cuencas. De hecho, el análisis es explícito: un incremento del 50% en la cobertura de plantaciones forestales provoca una disminución del 18% en el rendimiento hídrico anual de una cuenca, un efecto directo y cuantificable.
Este impacto no se limita al agua. La industria – según el análisis – ha sido un motor en la pérdida de ecosistemas nativos: un 38% de la deforestación de bosque nativo se debe a su reemplazo por plantaciones. A esto se suma que prácticas como la tala rasa a gran escala generan una severa erosión, con pérdidas de suelo que pueden alcanzar las 31 toneladas por hectárea al año, hipotecando la fertilidad futura de la tierra.
Paradójicamente, mientras las comunidades luchan por su supervivencia, las grandes extensiones de plantaciones forestales han actuado como una fuente neta de emisiones de carbono a la atmósfera. Esto se debe a los ciclos cortos de cosecha y la gestión de sus residuos. Al mismo tiempo, estos paisajes homogéneos y cargados de combustible han incrementado la probabilidad de megaincendios, que devastan tanto a las propias plantaciones como a las comunidades y ecosistemas aledaños.
Desde Estratégica Consultores, firma que trabaja con comunidades y municipios en el diseño de planes de acción contra el cambio climático, refuerzan este llamado. “La evidencia científica es clara y las comunidades sienten el impacto a diario”, señala el ingeniero agrónomo Armando Flores. “El único camino sostenible es la colaboración. Las empresas forestales tienen la oportunidad histórica de ser parte de la solución, co-creando proyectos de resiliencia hídrica, restauración de ecosistemas y prevención de incendios que generen valor tanto para sus accionistas como para los habitantes del territorio. Es una inversión en su propia viabilidad a futuro”.
Aportando desde su experiencia en el trabajo territorial, desde Estratégica Consultores se señala que es crucial explorar acuerdos de trabajo con comunidades y municipios para potenciar el desarrollo sostenible y prevenir los graves efectos que generará el cambio climático. Para ello, desde la consultora proponen trabajar algunos de los siguientes temas:
- Invertir directamente en la restauración de ecosistemas nativos dentro de sus propios predios, creando paisajes más heterogéneos y resilientes a la sequía y el fuego.
- Desarrollar acuerdos de colaboración con municipios y comunidades para la prevención y el combate de incendios forestales, integrando el conocimiento local y los recursos privados en una estrategia de protección civil conjunta.
- Establecer alianzas de largo plazo con las comunidades para elaborar proyectos de resguardo de sus propios bosques y ecosistemas, facilitando su ingreso a mercados de carbono y la generación de ingresos sostenibles.
- Diseñar y cofinanciar la creación de corredores biológicos para reconectar fragmentos de bosque nativo que han quedado aislados por las plantaciones, fomentando la recuperación de la biodiversidad local.
- Cofinanciar y desarrollar proyectos de infraestructura hídrica junto a las comunidades, para asegurar el acceso al agua potable y para la pequeña agricultura local.
- Colaborar activamente con los municipios respectivos en la planificación territorial, explorando en conjunto soluciones que beneficien a las comunidades y aseguren la protección de los recursos naturales.



La disyuntiva es clara: seguir profundizando una crisis socioambiental que pone en riesgo a miles de personas o convertirse en un motor de desarrollo resiliente y equitativo. La supervivencia de las comunidades que habitan los territorios donde operan es, en última instancia, la garantía de su propia sostenibilidad futura, por lo que es tiempo de compartir valor para compartir el futuro.
Fuente de datos científicos: Análisis CR2: “El impacto de las plantaciones forestales en los ecosistemas de Chile”. Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2). Publicado el 22 de mayo de 2024. Disponible en: