La Ley Marco de Cambio Climático de Chile establece un mandato claro: todos los municipios del país deben diseñar e implementar sus propios Planes de Acción Comunal de Cambio Climático (PACCC). Sin embargo, una barrera crítica amenaza con dejar estas importantes iniciativas solo en el papel: la falta de recursos económicos y técnicos para su ejecución.
Ante este desafío, Armando Flores, consultor senior de Estratégica Consultores, advierte sobre la importancia de la planificación estratégica para garantizar que los esfuerzos municipales no sean en vano. Según el ingeniero agrónomo, la viabilidad de los planes no depende de su ambición, sino del rigor con que se seleccionan las medidas a implementar.
“La carencia de recursos es una realidad ineludible para muchos municipios. Por eso, es necesario definir con mucho cuidado los criterios con los que se diseñan las medidas a incorporar en los planes, pues de lo contrario pueden quedar solo en el papel”, señala Flores. Indica además que “un plan exitoso no es el más extenso, sino aquel que se puede implementar de manera efectiva, generando resultados tangibles y medibles para la comunidad con los recursos disponibles”.



Para evitar que los PACCC se conviertan en documentos archivados y posteriormente olvidados, el experto propone que los ediles y sus equipos técnicos enfoquen el diseño de sus medidas en base a ciertos criterios estratégicos clave, entre los que sugiere los siguientes:
- Responder a vulnerabilidades específicas del territorio: Las acciones deben priorizar los riesgos más urgentes de la comuna, como la escasez hídrica, la degradación de ecosistemas, la baja resiliencia agrícola o la exposición a eventos climáticos extremos.
- Articulación de actores: Fomentar la colaboración activa entre el municipio, actores públicos relevantes, comunidades organizadas, instituciones técnicas y el Gobierno Regional (GORE) para optimizar recursos y esfuerzos.
- Fortalecimiento de capacidades institucionales: Las medidas deben incluir componentes que mejoren las competencias técnicas y de gestión del propio municipio para liderar la acción climática a largo plazo.
- Escalabilidad: Se recomienda comenzar con experiencias piloto de alcance limitado. Esto permite evaluar resultados con una baja inversión, aprender de la experiencia y, una vez validado el modelo, ampliar su escala.
- Implementar Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN): Priorizar acciones que utilicen los propios ecosistemas para abordar desafíos climáticos, como la restauración de humedales para el control de inundaciones o la reforestación para la captura de carbono y regulación hídrica.
- Generación de cohesión social: Las medidas deben ser inclusivas y promover la participación ciudadana, fortaleciendo el tejido social y asegurando que los beneficios lleguen a toda la comunidad.
- Impulso al desarrollo económico local: Vincular la acción climática con la creación de empleo local y el fomento de una economía sostenible, como el turismo ecológico, la agricultura regenerativa o las energías renovables a pequeña escala.
- Bajo costo inicial: Seleccionar medidas que no requieran grandes inversiones iniciales para garantizar su viabilidad financiera y permitir un arranque efectivo del plan.
La propuesta busca cambiar el paradigma desde una planificación exhaustiva pero irrealizable, hacia una gestión climática estratégica y adaptativa, asegurando que cada peso invertido contribuya de manera efectiva a construir comunas más resilientes y seguras para el futuro.